domingo, 3 de junio de 2012

BELMONTE



La conocida como Tierra de Alarcón, y con ella la villa de Belmonte,
fue donada como Señorío por el rey Fernando III el Santo
a su hijo menor el infante don Manuel,
herendándola después el hijo de éste,
don Juan Manuel de Borgoña y Suabia,
que construyó en Belmonte su palacio residencial hacia 1323.


En el siglo XIV Belmonte no tenía el papel relevante
de otras villas del señorío
como Alarcón y Castillo de Garcimuñoz, en la zona norte,
o Chinchilla y Villena en la zona sur.

Colegiata

En 1323 don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio,
comenzó a construir las murallas de “Belmont”
al mismo tiempo que el conocido como Alcázar Viejo.

Colegiata

Existe reseña de que, en 1330, en Belmonte,
en las tierras de don Juan,
se utilizaban molinos de viento para sacar agua de los pozos.


En 1336, desde Belmonte, don Juan Manuel
aumentó su caballería y propició una milicia villana
que le apoyara en su rebeldía contra el rey;
el monarca, como respuesta, puso por fronteros,
frente a Garcimuñoz y Belmonte,
a los maestres de Calatrava y Santiago, con un millar de jinetes.


***


En 1367, Enrique II y su mujer Juana Manuel
otorgaron el señorío de Villena a Don Alfonso de Aragón
con rango de marquesado,
cerrando con ello el periodo de gobierno de los Manuel
sobre la villa de Belmonte.


En 1386 se constituyó en Villena la Hermandad del Marquesado
para recomponer las fuerzas diezmadas en la batalla de Aljubarrota
y para defender el Reino de Murcia
ante la amenaza de invasión anglo-portuguesa,
defensa que el monarca había encomendado al marqués.
Se creó entonces un cuerpo armado permanente,
pagado por los concejos y mandado por cuatro alcaldes:
dos del obispado de Cartagena (Chinchilla y Villena)
y dos del partido de Cuenca (Garcimuñoz y Belmonte).
Ello refleja la importancia que iba cobrando Belmonte.


En 1395 Belmonte se sumó a la sublevación contra el marqués
y consiguió que el monarca revalidara su privilegio de villazgo
como villa de realengo.


***


Así, antes del fin de siglo
la Corona de Castilla recuperaba la tierra de Belmonte,
pero para volver a entregarla a continuación:


En 1398 Enrique III entregó Belmonte
a don Juan Fernández Pacheco,
primer miembro de la familia Pacheco que fue señor de la villa.
Juan Fernández Pacheco y su padre Diego López
habían destacado en la batalla de Aljubarrota, en 1385,
y su hijo don Pedro había muerto en ella.


El señorío de Belmonte,
creado con parte de los territorios del alfoz de Alarcón,
será la base territorial del marquesado de Villena de los Pacheco,
familia que reconstruirá y ampliará el estado de los Manuel.


El señorío lo heredó la hija de don Juan, doña María,
que se casó con Alonso Téllez Girón.
El matrimonio tuvo dos hijos, don Juan Pacheco y don Pedro Girón,
que nacieron en el Alcázar Viejo de Belmonte,
y heredó el señorío el primogénito, don Juan Pacheco,
que será primer Marqués de Villena:


***


En 1445 el rey Juan II nombró a Juan Pacheco marqués de Villena
por méritos de guerra en la batalla de Olmedo
habida entre el monarca y los levantiscos nobles castellanos.


Era Juan Pacheco hijo de Alonso Téllez Girón
y de María Pacheco,
segunda señora de la villa de Belmonte y su tierra,
hija única de Juan Fernández Pacheco.
Los padres del que será primer marqués de Villena,
a pesar de la disparidad de sus apellidos, eran primos hermanos.


Como recompensa a la fidelidad que los Pacheco mantendrán
a Juan II y a su hijo Enrique IV,
el territorio de Belmonte se ampliará notablemente
a lo largo del siglo XV.


Tras la muerte de Juan II en 1454,
Juan Pacheco, tercer Señor de Belmonte y primer Marqués de Villena,
se convertirá en el valido de Enrique IV.
Esta proximidad al rey y la falta de escrúpulos del marqués
le permitió aumentar considerablemente su poder
y acumular importantes títulos nobiliarios.
Fue nombrado caballero de la Orden aragonesa de La Jarra en 1449
y caballero de la Orden de Santiago en 1458,
previa dispensa del papa por estar casado,
y fue elegido Maestre de la Orden en 1467.
Con este nombramiento,
las posesiones del marquesado de Villena en la provincia de Cuenca
alcanzaron una importancia fundamental.


En 1456 Juan Pacheco
ordenó la construcción del castillo de Belmonte
y la Colegiata de San Bartolomé.


En lo alto de la colina en la que se asienta el pueblo,
se sitúa la Colegiata, Iglesia Colegial de San Bartolomé,
en rivalidad volumétrica con el castillo.
En su interior, de grandes dimensiones, destaca el retablo mayor,
flanqueado por cuatro hornacinas funerarias
con los sepulcros de los padres y abuelos de don Juan Pacheco,
adornados por estatuas orantes.
La Colegiata fue realizada por los mejores constructores,
arquitectos tan importantes
como Hanequín de Bruselas, Esteban Jamete o Andrés de Valdelvira.

Colegiata

Frente a la iglesia, en el cerro de San Cristóbal,
a las afueras de la localidad, se eleva el castillo,
que fue fortaleza y palacio de los marqueses de Villena,
levantado sobre una construcción del siglo XII.
Es probable que el arquitecto que diseñase las trazas
fuera Hanequin de Bruselas,
que participó en las obras de la Colegiata,
y que las continuara Juan Guas, quien trabajó para Pacheco
en el monasterio del Parral en Segovia.
El estilo de la fortaleza de Belmonte
es muy parecido al de Manzanares el Real, en Madrid, obra de Guas.


El castillo de Belmonte fue la obra preferida de don Juan.
Unas 13 familias moriscas de carpinteros
trabajaron en él en los años sesenta,
en una rica variedad de artesonados mudéjares
para la que había de ser una de las residencias señoriales
más fastuosas de la Europa medieval.
Se alojaban estas familias fuera de la muralla de la villa.


Pacheco cedió el Alcázar Viejo para convento de religiosas,
ordenando la realización en él de obras de adaptación,
como el magnífico claustro atribuido al arquitecto Esteban Jamete.


En 1442 Pacheco había contraído matrimonio
con María de Portocarrero, de la Casa de Mendoza.
Juan Pacheco y María Portocarrero tuvieron 17 hijos.


Los tres primeros hijos varones
fueron los continuadores de las ramas principales del linaje:
Pacheco, Portocarrero y Girón.
Don Juan Pacheco dividió sus estados en estos tres hijos,
instituyendo tres mayorazgos.


El primogénito, Diego López Pacheco,
fue el heredero del primer mayorazgo.
En 1468, Juan Pacheco cedió a su hijo Diego
el marquesado de Villena y el castillo de Belmonte.


En el año 1474 murieron Juan Pacheco y Enrique IV.


Ante la inminencia de la guerra civil
que estallará en Castilla a la muerte del rey Enrique IV,
las obras del castillo se remataron apresuradamente.


Al iniciarse la contienda por el trono, en 1475,
don Diego, que se hallaba en Alarcón,
se desplazó a Belmonte para evitar la sublevación de la villa
y se instaló en el castillo.


En el conflicto sucesorio castellano
entre Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV,
y la princesa Isabel, hermanastra de éste,
la Casa de Villena tomó partido por la Beltraneja
y se convirtió en la principal valedora
de los derechos dinásticos de la princesa Juana
frente a su tía, la futura Reina Católica.
El castillo de Belmonte fue refugio de Juana
durante algún tiempo.


Mientras que, en la lucha por la corona de Castilla,
la familia Mendoza defendió los intereses de la princesa Isabel,
lo que, tras la victoria de ésta,
determinará el engrandecimiento del clan,
en cambio, los Pacheco se decantaron por Juana,
y la derrota de la Beltraneja conllevará
la pérdida de posesiones, poder y prestigio de la Casa de Villena,
aunque el primer marqués de Villena estaba ligado a los Mendoza
por su matrimonio con una nieta de Juana de Mendoza.


El apoyo de Pacheco al bando perdedor
hizo que, tras la definitiva victoria de los Reyes Católicos en 1479,
don Diego fuera desposeído de sus dominios y títulos.


No obstante, un año después Pacheco juraba fidelidad a los monarcas
y recuperaba sus castillos.
Sin embargo, los Reyes reintegraron a la Corona el Marquesado
y las diligencias de don Diego para recuperarlo fueron inútiles,
los monarcas no accedieron a la restitución;
pese a ello, el linaje continuó utilizando entre sus títulos
el de Marqués de Villena,
aunque ya carente de contenido.


Una vez firmada la paz, acto celebrado en el castillo de Belmonte,
la torre del homenaje fue desmochada
y don Diego perdió interés por las obras de la fortaleza,
que nunca llegaron a terminarse.


***


El castillo quedó abandonado.


Por enlaces matrimoniales, la fortaleza pasó a la Casa de Montijo
y, en el siglo XIX, la heredó, en estado ruinoso,
la condesa de Teba, Eugenia de Montijo,
que se convertiría en emperatriz de Francia
al casarse con Napoleón III.
Tras la muerte de su marido,
Eugenia de Montijo se instaló en el castillo de Belmonte
y abordó las obras de restauración del mismo, modificando el interior.


En la Guerra Civil el castillo fue hospital, cuartel y cárcel.


En 1998 se habló de su posible transformación
en Parador de Turismo.


En 2008 se cerró, dado su mal estado,
y se emprendieron obras de rehabilitación.


En 2010 volvía a abrirse al público.


***


Mientras, hasta mediados de siglo, el Alcázar Viejo,
el antiguo palacio de los Manuel,
el edificio más antiguo de la villa,
situado intramuros, cerca de la Colegiata,
fue habitado por monjas.

Alcázar Viejo. Claustro

En 1960, las religiosas abandonaron el convento
para trasladarse a su casa de Olmedo,
dado el incipiente estado de ruina del recinto.
Con el paso del tiempo y el robo de elementos constructivos
el deterioro del palacio se ha acelerado.

Alcázar Viejo

En 1972 el Ayuntamiento de Belmonte donaba el edificio al Estado
para su conversión en Parador de Turismo,
pero el proyecto no llegó a realizarse.
Sólo 6 años antes, en 1966,
se había inaugurado el Parador de Alarcón.
El último desprendimiento de la fachada tuvo lugar
una semana antes de la Navidad del 2005.

Alcázar Viejo

En 2008 el Gobierno de Castilla - La Mancha retoma la idea inicial
para construir la primera Venta de la Ruta de Don Quijote,
con el nombre de “Venta del Infante don Juan Manuel”.
Las habitaciones se abrirán en torno al claustro.
Ello supone la rehabilitación de un monumento
que se encuentra casi desmoronado...

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