viernes, 19 de julio de 2013

TOLEDO. Sinagoga del Tránsito (II) o de Ha-Leví




La sinagoga del Tránsito, o de Samuel ha-Leví,
se encuentra en la calle de Samuel Leví.


Fue mandada erigir hacia 1360
por Samuel ha-Leví Abulafia.



Leví fue consejero y almojarife del Reino de Castilla
en tiempos del rey Pedro I.



Está construida en estilo mudéjar,
fórmula artística que florece
en los reinos cristianos recién reconquistados.



El mudéjar fusiona influencias, elementos y materiales
románico-góticos y musulmanes.


Es un fenómeno exclusivamente hispánico
que se desarrolla entre los siglos XII y XVI.



***



En el siglo XIV la aljama de Toledo
se convierte en la más rica e influyente de Castilla
y algunos judíos ocupan cargos importantes en la corte.




Existió una comunidad judía en Toledo
desde tiempos de los romanos y durante el periodo visigodo.




En época árabe estaba situada en la Madinat al Yahud
y tenía un carácter semiindependiente dentro de la ciudad.




En época cristiana la aljama tuvo su propia organización
fiscal, jurisdiccional y religiosa;
los rabinos gozaban de amplia autoridad.




En las sinagogas los judíos se reunían
no sólo para orar
sino también para resolver asuntos comunitarios.





Pero además de la sinagoga pública
existieron otras casas de oración más pequeñas.





Sinagogas para uso privado,
erigidas por las familias más ricas.
Es el caso de la sinagoga del Tránsito.


Bajo los cimientos de la sinagoga se hallan
los restos de los baños del barrio de Hamman Zeit,
que fueron destruidos para la edificación del oratorio.



***



En 1494 la sinagoga fue entregada por los reyes 
a la Orden de Calatrava.




Los caballeros apenas modificaron
la estructura ni la decoración del edificio.




Sólo abrieron, en la sala de oración,
una puerta de acceso a la sacristía,
en estilo plateresco.




La Orden de Calatrava ubicó en la sinagoga
el priorato de San Benito.





El edificio se convirtió en iglesia privada de la Orden,
en hospital y en asilo de monjes.





En el siglo XVII la iglesia de San Benito
pasó a ser conocida popularmente como del Tránsito.





Ello se debió al encargo que un caballero calatravo realizó
al pintor Juan Correa
de un cuadro del Tránsito de Nuestra Señora,
para ornamentar el altar.





En el siglo XVIII fue encomienda
y archivo de la Orden.



En el siglo XIX la iglesia estaba abandonada.



En 1877 fue declarada Monumento Nacional.




A principios del siglo XX el edificio fue restaurado
por el Marqués de la Vega-Inclán y el arquitecto Eladio Laredo.




En 1964 se convirtió en sede del Museo Sefardí.



***



En su interior se alternan muros desnudos
con espacios de profusa decoración
(abundante arabesco o ataurique),
fusión de la sobriedad judía y el horror vacui árabe.




Hay ricos frisos de yeso policromado
decorados con motivos vegetales, geométricos y epigráficos
y con escudos de la Corona de Castilla.




En su ornamentación se distinguen
dos tipos de inscripciones:




Las históricas, que contienen alabanzas a Pedro I
y al propio Samuel ha-Leví.


Y las bíblicas, que contienen textos
del Antiguo Testamento.



Hay también algunos epígrafes ornamentales
que recogen textos árabes sobre la paz y la felicidad
en las cintas de los frisos y en los ábacos de los capiteles.



Las lápidas que se encuentran a cada lado del paño central de muro
dicen:



«Contemplad el santuario que ha sido consagrado en Israel
y la casa que ha edificado Samuel
y la torre de madera para la lectura de la Ley
en el centro de ella,
y los rollos y las coronas del mismo [santuario] dedicadas a él,
y sus páteras y lámparas para la iluminación,
y sus ventanales, semejantes a los ventanales de Ariel,
y sus atrios para quienes están atentos a la Ley perfecta,
y su morada para cuando se sientan a la sombra de él,
de suerte que casi hayan de decir quienes lo vean:
La traza de este [templo]
es cual la traza de la obra que ejecutó Besalel
¡Andad, pueblos, y entrad por sus puertas
y buscad a Dios, pues casa de Dios es como BET-EL!»



En las franjas de los muros norte y sur
se lee:



«¡Dios del Universo!
Pálido y consumido del deseo de los atrios de Dios,
mi alma y mi cuerpo apludirán al Dios vivo.
Hasta el pájaro encuentra casa y la golondrina nido
donde poner sus polluelos,
altares suyos, Dios del Universo, Rey mío,
¡Albricias a los que habitan tu casa!
¡Te alabarán sumisamente!»



Los epígrafes tienen un valor ritual,
son expresión de un sentido.




La sinagoga no sólo tiene un carácter funcional,
sino también espiritual.




Es una vía de comunicación.
Todo en ella está consagrado a Dios.

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