domingo, 24 de noviembre de 2013

TOLEDO. Hospital de San Juan Bautista




Juan Pardo Tavera nació en Toro en 1472.


Presidió el Consejo de Castilla durante quince años
y fue uno de los principales respaldos del Emperador Carlos.
Como político será una de las figuras de más peso del siglo.

En 1531, Carlos V le comunicaba por carta:
«Su Santidad me hizo merced del capelo de cardenal para vos,
lo cual yo le supliqué».

Fue Arzobispo de Toledo desde 1534
e Inquisidor General desde 1539.

Cuando en 1539 murió la Emperatriz
y Carlos marchó a combatir la rebelión de Gante
siendo su hijo Felipe un niño de 12 años,
Tavera, que, como Inquisidor General,
era el personaje más importante tras el rey,
quedó como gobernador.


Murió en 1545 en Valladolid,
donde oficiaba las exequias de la princesa María Manuela de Portugal.

Había pedido ser enterrado en Toledo,
en el Hospital por él fundado,
pero su capilla funeraria aún no estaba terminada,
así que durante un tiempo su cuerpo reposó
en la catedral de Valladolid.


***


El Cardenal Tavera deseaba emular el mecenazgo
de algunos de sus predecesores
en el arzobispado de Toledo y en la gobernación de Castilla,
especialmente el del Cardenal Mendoza y su Hospital de Santa Cruz.

Siguiendo el ejemplo de Mendoza,
y ante la insuficiencia del Hospital de Santa Cruz de Toledo,
Tavera mandó levantar un nuevo centro hospitalario.


La idea motriz ya no era la ayuda a los menesterosos
sino asistencia a los enfermos en general.

Tavera decidió además
convertir la que iba a ser capilla del Hospital
en su propio mausoleo,
vinculando así su memoria a una institución benéfica.

Para llevar a cabo su proyecto de hospital general,
solicitó al Ayuntamiento un solar situado extra-muros.

Tal emplazamiento refleja las nuevas teorías renacentistas
sobre salud e higiene,
que postulaban alejar estas instituciones de los núcleos urbanos
con el fin de evitar contagios,
y también el hecho de que las ordenanzas de Toledo
desaconsejaban construir más hospitales o conventos intra-muros.


El lugar elegido fue un descampado frente a la puerta de Bisagra.
La construcción tendrá que salvar el gran desnivel del terreno,
debido a que en él arranca el comienzo de la Vega Baja.


La fundación del Cardenal será conocida como
Hospital de San Juan Bautista, Hospital Tavera u Hospital de Afuera.


***



Su construcción se inició en 1541.
Con ella se daba principio a la renovación arquitectónica y urbanística
que el círculo de humanistas que rodearon al Emperador Carlos
proyectó para adecuar la ciudad de Toledo
a su papel de Capital Imperial.

La obra se encargó a Alonso de Covarrubias,
Maestro de la Catedral Primada y Arquitecto de los Reales Alcázares.


Por fin recibía Covarrubias un encargo
sobre un gran solar sin limitaciones previas;
no había ninguna construcción preexistente,
ni un esquema arquitectónico preconcebido.
La planta cruciforme
introducida por los Reyes Católicos en sus hospitales generales,
y que fue la seguida en el Hospital de Santa Cruz,
había dejado de ser un condicionante.

Covarrubias tomó como modelo
la casa privada romana de doble patio descrita por Vitruvio
y que él conocía a través de un grabado de Fra Giocondo da Verona.

En coherencia con este recurso a los modelos clásicos,
Covarrubias renunció a la decoración plateresca
que había aprendido de sus parientes los Egas
y que había aplicado en la portada del Hospital de Santa Cruz,
y concibió una arquitectura sin ornamentos
con la que se inició el recorrido que desembocará en El Escorial,
una arquitectura basada en la proporción, la simetría y la sobriedad.


***


A la fachada principal se abrieron las dependencias palaciegas,
reservadas a los patronos de la institución,
y las administrativas.


Sobre la portada, un balcón
flanqueado por dos escudos de factura posterior,
el del fundador y el de la casa de Medinaceli.


Las torres que se proyectaron en un principio
nunca llegaron a construirse.


Ya en el siglo XIX, el arquitecto Eduardo Lagarde
diseñó el tercer piso, que fue remodelado en 1989.


Los dos patios gemelos, separados y unidos a la vez
por la doble arquería que los atraviesa
marcando el camino a la iglesia,
permiten una multiplicidad de perspectivas
al estilo de los palacios italianos.


En 1550 Alonso de Covarrubias fue sustituido al frente de las obras
por su aparejador Hernán González de Lara,
que fue quien realizó la cripta,
y éste fue reemplazado por Nicolás Vergara El Mozo en 1577.


La iglesia fue levantada
en el lado del patio contrario al de la fachada.


Su gran cúpula es observable
casi desde cualquier lugar de Toledo.


La cripta, bajo el crucero de la iglesia, fue terminada en 1572,
y a ella se trasladaron los restos del Cardenal.


Es una cripta profunda e inmensa,
perfecta en su trazado.


Una gran estancia circular
cuya construcción se basa en claves matemáticas.


El sepulcro del Cardenal se encuentra
en el centro del crucero de la iglesia.


Fue tallado en mármol de Carrara a finales de los años 50
por Alonso de Berruguete.


Sobre el sepulcro, la figura yacente de Tavera,
de realista rostro cadavérico.


El sepulcro del Cardenal Tavera
fue la última obra de Alonso de Berruguete.


Es una de las más importantes del arte funerario español.


En el contrato correspondiente
se proponía como ejemplo el sepulcro del Cardenal Cisneros.


Berruguete realizó en yeso
una máscara mortuoria de Tavera
que le serviría para modelar el rostro de la estatua,
que es fiel transposición de la mascarilla póstuma.


La máscara sirvió también de modelo
para el retrato del Cardenal que pintó El Greco.


El vaciado de yeso se conserva en el Museo.


Pedro de Salazar y Mendoza, administrador del Hospital,
dice sobre el Cardenal, en su Crónica de Tavera:


«Mostró también su mucha modestia en que no se consintió retratar.


El retrato que se puso en el cabildo de su iglesia,
y otros que hay en el hospital,
se hicieron después que murió,
por orden o mano del mesmo Berruguete».


Alonso de Berruguete falleció en 1601 en una habitación del Hospital
cuando aún trabajaba en el sepulcro de Tavera.


Los retablos de la iglesia le fueron encargados en 1595 a El Greco,
pero éste murió en 1614 sin haber terminado lo encomendado.


Sólo es obra suya una de las imágenes:
El Bautismo de Cristo, que se halla a un lado del crucero.


Otro Bautismo similar, también de El Greco y de fecha anterior,
se encuentra en el Museo del Prado.


El retablo de la cabecera fue proyectado por El Greco
y realizado por su hijo y otros artistas.


También está en el Museo del Hospital
el retrato del Cardenal que hizo el pintor cretense.


El rostro de Tavera en esta imagen es realmente el de un muerto,
pues el pintor se basó en la mascarilla de yeso
que se hizo del cadáver
y que sirvió para modelar la efigie de la escultura de la tumba.


En un lateral del patio se conserva la antigua farmacia.
Es la única estancia intacta de cuando este edificio era hospital.
Se encuentra tal como se la dotó,
con sus piezas de vidrio y cerámica,
piezas únicas que fueron fabricadas
en Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo
en los siglos XVI y XVII.
Hay en sus estanterías y anaqueles
unos dos mil recipientes de todas clases,
tarros, botes y frascos,
alberos, retortas, orzas, morteros, redomas, alambiques,
además de pesas y medidas
y todo lo propio de las antiguas boticas
para elaborar pócimas, ungüentos y fórmulas magistrales.
Hay también un mueble decorado, con numerosos cajones,
denominado “el ojo del boticario”,
donde se guardaban las recetas y medicamentos más cotizados.
Es la farmacia conservada más antigua de la Península
y una de las más antiguas de Europa.


***


El edificio, concluido años después de la muerte del fundador,
es uno de los más interesantes del Renacimiento español.
Una de las principales construcciones civiles españolas del siglo XVI.
Es el primer gran edificio renacentista que se construye en Castilla.
Se le ha considerado el primer edificio castellano totalmente clásico.

Supone un hito en el proceso de composición espacial
de grandes conjuntos arquitectónicos
que culminará en el monasterio de El Escorial.

Nicolás de Vergara el Mozo escribía en 1603:
«Es de las más acertadas y excelentes fábricas que hay en Europa,
y más conforme a las reglas de la verdadera Architectura;
lo dicen los extranjeros que la vienen a ver,
como a una de las maravillas del Mundo».


Su importancia en la configuración de la ciudad
determinará que El Greco, cuando en 1610 pinte su Vista de Toledo,
lo presente en primer plano,
con la fachada de cara al espectador (en realidad mira hacia Toledo)
y sobre una nube,
convirtiéndolo en uno de los símbolos de ciudad imperial.


***


El Cardenal dejó en su testamento
el patronazgo de la Fundación San Juan Bautista, rectora del Hospital,
a su sobrino Antonio Arias Pardo de Saavedra,
Mariscal de Castilla
(hijo de Diego Pardo de Deza, hemano mayor del Cardenal),
y a quienes le sucedieran en su Casa.

Don Antonio casó con Luisa de la Cerda,
hija menor del segundo Duque de Medinaceli.
La temprana muerte de su marido
dejó en manos de doña Luisa el patronazgo de la Fundación,
y por tanto las obras del Hospital Tavera,
como tutora de su hijo.


El establecimiento podía albergar hasta 130 enfermos.

Estaba atendido por dos médicos, tres cirujanos, un barbero,
un farmacéutico y dos jefes de enfermeros,
nueve sacerdotes y un sacristán.

Tras la Desamortización,
en 1887 llegaron al Hospital las Hijas de la Caridad
para hacerse cargo del cuidado de los enfermos,
la asistencia a la sacristía de la iglesia de San Juan Bautista
y la educación de los niños pobres.
Nacieron así las Escuelas de San Juan Bautista, anejas al Hospital.
En un principio, daban enseñanza
a los niños pobres del Arrabal y las Covachuelas,
la mayoría de cuyas madres trabajaban
en la cercana Fábrica de Armas,
quedando los niños abandonados.
La institución docente sigue existiendo,
en el mismo lugar donde se fundó.

En el siglo XIX la propiedad del Hospital pasó,
por matrimonios y herencias, a los Duques de Medinaceli,
a quienes sigue perteneciendo en la actualidad.


***


En las estancias palaciegas de la fachada principal
se ha instalado el Museo Fundación Duque de Lerma,
que alberga parte de las colecciones artísticas de dicho linaje:
cuadros de El Greco, Ribera, Zurbarán, Sánchez Coello,
Tintoretto, Luca Giordano, Tiziano, Caravaggio...


Las salas que pertenecieron a la contaduría, cocina
y otras dependencias aledañas
se han convertido en archivo de la nobleza.


En 1988 el Estado firmó un convenio con la Casa de Medinaceli
por la que ésta cedía una parte del edificio
para albergar la Sección de la Nobleza del Archivo Histórico Nacional,
Sección que se trasladó a Toledo
y comenzó a funcionar en 1993 en sus nuevas dependencias.
Está prevista su transformación en un archivo independiente,
el Archivo General de la Nobleza,
que funcionará igual que otros Archivos Generales del Estado,
como el Archivo General de Indias
o el Archivo General de Simancas.
En él se encuentran desde antiguos pergaminos del siglo noveno,
pertenecientes a los condados carolingios de la “Marca Hispánica”,
hasta toda la documentación
que la Casa de Medinaceli guardaba en Andalucía e Italia,
y que los Duques han traído al Archivo.


***


Tras la Desamortización,
la Casa de Medinaceli se vio obligada a abandonar su secular panteón
en el Real Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta,
y eligió como lugar de enterramiento la cripta del Hospital.


El 18 de agosto de 2013 falleció
Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa,
XVIII Duquesa de Medinaceli.
Ha sido enterrada en la cripta, como sus antepasados
y tres de sus cuatro hijos.
Era la segunda a aristócrata con más títulos de España
después de la Duquesa de Alba,
con 50 títulos nobiliarios y 11 Grandezas de España.


***


Durante la Guerra Civil
el edificio fue tomado por las milicias republicanas,
que causaron graves destrozos en las obras de arte.
El retrato del Cardenal Tavera de El Greco fue roto a cuchilladas.


Juan López Ayllón, miembro del Comité de Defensa del Patrimonio
que se constituyó para salvaguardar los tesoros de la ciudad,
narraba así en sus memorias lo que vieron al entrar en el Hospital:


Nos detuvimos primero en la capilla,
donde nos encontramos con un espectáculo sacrílego y de robo
que veríamos repetido en cuantos templos estuvimos.


De allí pasamos a la sacristía.
El suelo era un muladar.
Fuimos rescatando y limpiado objetos.


Cuadros de El Greco.
Un retrato del Cardenal Tavera
del que había sido recortado y extraído todo el óvalo de la cara.
Lo buscamos por el muladar del suelo,
y lo encontramos pisoteado y sucio
pero no había sufrido mucho deterioro la pintura.
Lo limpiamos y Cecilio se lo echó al bolsillo.


Cuando nos íbamos a marchar de allí nos llamó la atención
un montoncillo de trocitos de figura rota.
Los recogimos cuidadosamente
y Cecilio los fue uniendo como pudo hasta darse cuenta
de que eran los trozos de la escultura de Cristo resucitado,
la única hecha por el Greco.


El cuadro que los milicianos habían rajado
fue restaurado en Sevilla por Fernando Labrada
por orden de Pedro Muguruza,
responsable de las obras de arte en el bando nacional.


***


El Hospital Tavera ha sido escenario de muchas películas:
El Tirano de Toledo (1952), El Halcón de Castilla (1965),
Viridiana (1961), Tristana (1969),
La Folie des Grandeurs (1971), Los tres mosqueteros (1973),
Pepita Jiménez (1975), Teresa de Jesús (1984),
Buñuel y la mesa del Rey Salomón (2001),
El Puente de San Luis Rey (2004),
La conjura de El Escorial (2008).

Sin embargo, no es un sitio muy visitado,
pues se encuentra fuera de los circuitos turísticos.

Según se dice, en algún momento se planteó
su conversión en hotel.
Afortunadamente, el proyecto no ha cuajado.

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