domingo, 21 de julio de 2013

TOLEDO. Sinagoga de Santa María o de Ben Shoshan




En el siglo XII, Yehuda ben Shlomo al-Jarizi
mencionaba la existencia de 10 sinagogas en Toledo.
«Vine a la extensa ciudad de Toledo, capital del reino,
que está revestida del encanto de la dominación
y ornada con las ciencias,
mostrando a los pueblos y príncipes su belleza. [...]
¡Cuántas sinagogas hay en ella de belleza incomparable!
Aquí toda el alma alaba al Señor».

En otros documentos se citan otras 2,
así que al menos llegó a haber 12 sinagogas en Toledo.


En época árabe se había asignado a los judíos un barrio propio,
denominado Medinat al Yahud,
que en época cristiana constituyó la judería.


La sinagoga de Ben Shoshan
probablemente fue la Sinagoga Mayor de Toledo.


Su primera construcción parece datar del siglo XII.
Propició su fundación el rey Alfonso VIII.
La financió la comunidad judía de Toledo,
representada por el rabino don Yosef ben Shoshan,
tesorero del rey.


En 1250 sufrió un incendio
y en 1260 Alfonso X otorgó permiso para reconstruirla,
convirtiéndose en “la mayor y más hermosa sinagoga de España”.


***


Entre los oficios desempeñados por los judíos
no se encontraban los relacionados con el barro
(la alfarería y la albañilería).
Los hebreos se adaptaron en cada momento
a los estilos arquitectónicos imperantes en el lugar en que vivían.

En el siglo XIII, Toledo
mantenía la tradición constructiva árabe.
Los maestros mudéjares, llamados alarifes,
eran expertos en la construcción con ladrillo,
y con ladrillo están construidos
los edificios toledanos de la época.


La sinagoga de Ben Shoshan
fue construida en estilo mudéjar por canteros moros.

Toda ella (cimientos, muros, arcos y columnas)
está hecha de ladrillo.


Está rodeada por un patio
y su aspecto exterior es austero y pobre.
A diferencia de iglesias y mezquitas,
las sinagogas carecen de campanarios y minaretes.


Su interior, de cinco naves,
se parece más al de las mezquitas que al de las sinagogas,
que suelen ser de nave única.


Sus arcos están sostenidos por 32 columnas
de ladrillo recubierto de cal.
(Tras una de las restauraciones recientes,
durante un tiempo se dejaron las columnas
con el ladrillo visto en vez de encaladas).


Los capiteles, realizados en estuco sobre la columna,
denotan influencia del arte románico.


En los muros no hay inscripciones hebraicas,
muy utilizadas en otras sinagogas.


Si las hubo, es posible que estuvieran pintadas
en los huecos existentes sobre los medallones,
que hoy se encuentran vacíos.


En el muro orientado hacia Jerusalén, el Este,
se ubicaba el Hejal, un nicho en el que se guardaban
los rollos de la Ley o Sefer Torah.


(En el centro de la sinagoga, frente al Hejal, estaba la Tebá,
pupitre donde se colocaba el oficiante).


La cimentación es sólida:
cada hilera de columnas se apoya
sobre un muro que penetra en la roca,
alcanzando en algún tramo hasta tres metros de profundidad.


En alguna obra de restauración,
en los subterráneos se han encontrado bóvedas
utilizadas como enterramientos a lo largo de los siglos.


El subsuelo estaba relleno de tierra y escombros
que retenían la humedad y la proyectaban a las columnas,
amenazando su pervivencia.
En 1983 se iniciaron obras para solventar el problema.
Con ocasión de éstas, se descubrieron en el subsuelo
restos de canalizaciones
y de muros con pinturas de peces en las paredes;
puede tratarse de unos antiguos baños,
sobre los que se construyera la sinagoga.


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En 1411 el edificio fue entregado a la Oden de Calatrava,
que lo convirtió en iglesia
bajo la advocación de Santa María la Blanca,
debido a la incorporación de una imagen de tal Virgen,
copia de la existente en el coro de la catedral
y que estuvo en el templo hasta 1791,
cuando el edificio fue convertido en cuartel.


En 1550, el cardenal Silíceo lo transformó en un beaterio
para mujeres públicas arrepentidas.


De entonces data el retablo,
obra de Nicolás Vergara el Viejo.


También, las transformaciones en la cabecera,
a cargo de Alonso de Covarrubias:


Se crearon tres capillas platerescas,
la central cubierta con una bóveda de media naranja sobre trompas
y las laterales, de cuarto de esfera sobre pechinas.


Entre 1600 y 1701 el edificio permaneció desocupado.


Durante el siglo XVIII fue cuartel
de las tropas de la guarnición de Toledo.


En el siglo XIX fue convertido en almacén de la Real Hacienda.


A mediados de siglo XIX fue declarado monumento nacional.


En el siglo XX el gobierno lo cedió a la Iglesia Católica.


En la actualidad el edificio pertenece a la Iglesia,
pero no se realiza culto en él.


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En el siglo XIX su estilo morisco
se utilizó como modelo por varias comunidades askenazíes
para importantes sinagogas europeas y americanas:
Sinagoga Española de Praga (1868-93),
Sinagoga Coral de Bucarest (1857),
Sinagoga Central de Budapest (1854-59),
Sinagoga Mayor de Florencia (1840-74),
Sinagoga de la Rue de la Victoire de París (1874),
Sinagoga Nueva de Berlín (1859-66),
Sinagoga Central de Nueva York (1872).



En el Beth Hatefutsoth,
o Museo Nahum Goldmann de la Diáspora Judía,
inaugurado en la Universidad de Tel Aviv en 1978,
puede verse una maqueta de esta sinagoga.

viernes, 19 de julio de 2013

TOLEDO. Sinagoga del Tránsito (II) o de Ha-Leví




La sinagoga del Tránsito, o de Samuel ha-Leví,
se encuentra en la calle de Samuel Leví.


Fue mandada erigir hacia 1360
por Samuel ha-Leví Abulafia.



Leví fue consejero y almojarife del Reino de Castilla
en tiempos del rey Pedro I.



Está construida en estilo mudéjar,
fórmula artística que florece
en los reinos cristianos recién reconquistados.



El mudéjar fusiona influencias, elementos y materiales
románico-góticos y musulmanes.


Es un fenómeno exclusivamente hispánico
que se desarrolla entre los siglos XII y XVI.



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En el siglo XIV la aljama de Toledo
se convierte en la más rica e influyente de Castilla
y algunos judíos ocupan cargos importantes en la corte.




Existió una comunidad judía en Toledo
desde tiempos de los romanos y durante el periodo visigodo.




En época árabe estaba situada en la Madinat al Yahud
y tenía un carácter semiindependiente dentro de la ciudad.




En época cristiana la aljama tuvo su propia organización
fiscal, jurisdiccional y religiosa;
los rabinos gozaban de amplia autoridad.




En las sinagogas los judíos se reunían
no sólo para orar
sino también para resolver asuntos comunitarios.





Pero además de la sinagoga pública
existieron otras casas de oración más pequeñas.





Sinagogas para uso privado,
erigidas por las familias más ricas.
Es el caso de la sinagoga del Tránsito.


Bajo los cimientos de la sinagoga se hallan
los restos de los baños del barrio de Hamman Zeit,
que fueron destruidos para la edificación del oratorio.



***



En 1494 la sinagoga fue entregada por los reyes 
a la Orden de Calatrava.




Los caballeros apenas modificaron
la estructura ni la decoración del edificio.




Sólo abrieron, en la sala de oración,
una puerta de acceso a la sacristía,
en estilo plateresco.




La Orden de Calatrava ubicó en la sinagoga
el priorato de San Benito.





El edificio se convirtió en iglesia privada de la Orden,
en hospital y en asilo de monjes.





En el siglo XVII la iglesia de San Benito
pasó a ser conocida popularmente como del Tránsito.





Ello se debió al encargo que un caballero calatravo realizó
al pintor Juan Correa
de un cuadro del Tránsito de Nuestra Señora,
para ornamentar el altar.





En el siglo XVIII fue encomienda
y archivo de la Orden.



En el siglo XIX la iglesia estaba abandonada.



En 1877 fue declarada Monumento Nacional.




A principios del siglo XX el edificio fue restaurado
por el Marqués de la Vega-Inclán y el arquitecto Eladio Laredo.




En 1964 se convirtió en sede del Museo Sefardí.



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En su interior se alternan muros desnudos
con espacios de profusa decoración
(abundante arabesco o ataurique),
fusión de la sobriedad judía y el horror vacui árabe.




Hay ricos frisos de yeso policromado
decorados con motivos vegetales, geométricos y epigráficos
y con escudos de la Corona de Castilla.




En su ornamentación se distinguen
dos tipos de inscripciones:




Las históricas, que contienen alabanzas a Pedro I
y al propio Samuel ha-Leví.


Y las bíblicas, que contienen textos
del Antiguo Testamento.



Hay también algunos epígrafes ornamentales
que recogen textos árabes sobre la paz y la felicidad
en las cintas de los frisos y en los ábacos de los capiteles.



Las lápidas que se encuentran a cada lado del paño central de muro
dicen:



«Contemplad el santuario que ha sido consagrado en Israel
y la casa que ha edificado Samuel
y la torre de madera para la lectura de la Ley
en el centro de ella,
y los rollos y las coronas del mismo [santuario] dedicadas a él,
y sus páteras y lámparas para la iluminación,
y sus ventanales, semejantes a los ventanales de Ariel,
y sus atrios para quienes están atentos a la Ley perfecta,
y su morada para cuando se sientan a la sombra de él,
de suerte que casi hayan de decir quienes lo vean:
La traza de este [templo]
es cual la traza de la obra que ejecutó Besalel
¡Andad, pueblos, y entrad por sus puertas
y buscad a Dios, pues casa de Dios es como BET-EL!»



En las franjas de los muros norte y sur
se lee:



«¡Dios del Universo!
Pálido y consumido del deseo de los atrios de Dios,
mi alma y mi cuerpo apludirán al Dios vivo.
Hasta el pájaro encuentra casa y la golondrina nido
donde poner sus polluelos,
altares suyos, Dios del Universo, Rey mío,
¡Albricias a los que habitan tu casa!
¡Te alabarán sumisamente!»



Los epígrafes tienen un valor ritual,
son expresión de un sentido.




La sinagoga no sólo tiene un carácter funcional,
sino también espiritual.




Es una vía de comunicación.
Todo en ella está consagrado a Dios.