miércoles, 22 de enero de 2014

ABADÍA DE LA SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAÍDOS



Diego Méndez, arquitecto y director de las obras del Valle,
publicó en 1982 el libro
El Valle de los Caídos: idea, proyecto, construcción,
en el que describía el proceso de construcción de la obra.
En él explicaba que el lugar
fue elegido personalmente por Francisco Franco:


«Personal tarea del Caudillo fue, en largas excursiones a caballo y a pie, la búsqueda incesante de lo que habría de ser el Valle de los Caídos. En la sierra de Guadarrama tenía que hallarse el escenario tantas veces por él intuido. No se trataba de encontrar un emplazamiento, sino de descubrirlo e identificarlo. [...]
En los primeros días del año 1940 el Caudillo propuso al General don José Moscardó Ituarte [...] una nueva excursión, que sería la definitiva. Ambos tomaron el camino de la sierra y, desde el Alto de los Leones, estudiaron una vez más los valles que se precipitan hacia Segovia y Madrid. Descendieron luego hacia Guadarrama para seguir después la carretera de El Escorial, y se detuvieron ante una hondonada que se abre en dirección a la sierra: la finca de Cuelgamuros.
Siguiendo entre pinos un camino a la derecha, se alzaba un hermoso risco. [...] “Altar Mayor” era, en los mapas, el nombre del cerro de granito. La subida no fue fácil, pero hasta la cima llegó el Caudillo. Tras él, Moscardó. Creyeron haber encontrado el sitio.
Mas, al divisarlo completo desde lo alto, vieron que, hacia el oeste, se erguía otro risco más elevado y majestuoso que el “Altar Mayor”: el “Risco de la Nava”. El nombre era menos sugestivo, pero su forma era la deseada. Éste iba a ser el cerro imponente y rocoso en cuyas entrañas se abriría la gran cripta y en cuya cima se erigiría la gran Cruz. Por fin había sido encontrado el lugar buscado».


***


El Risco de la Nava se encuentra
en el valle de Cuelgamuros, en la sierra de Guadarrama,
a menos de 10 kilómetros del monasterio de El Escorial.

La Dehesa de Cuelgamuros
formó parte del antiguo Real de Manzanares,
y hoy está en el término municipal de San Lorenzo del Escorial.
Fue, desde el siglo Xl, una zona de pastos y caza comunal
de todos los lugares del sexmo de Manzanares.

Desde el Risco, en el horizonte, puede verse
el puerto de Navacerrada y la altura de La Bola del Mundo,
Cercedilla y la llanura de El Escorial,
el pico de Abantos, el más elevado del lugar, de 1.750 metros,
que separa el Valle y San Lorenzo de El Escorial...
En la cresta de la montaña se ve la cerca del Valle de los Caídos,
línea divisoria entre las provincias de Madrid y Ávila.


***


Hacia el norte del Valle se halla el pantano de La Jarosa.
Fue construido en 1968 para servicio de la Sierra.
Se emplazó en la aldea de la Herrería, despoblada dos siglos antes.
Aún se conservan los restos de la torre de la ermita de San Macario,
en las praderas que rodean el embalse.
Cuando baja el nivel del agua,
se puede pasear entre las ruinas de las antiguas casas de la aldea
que quedó bajo las aguas del pantano.


***


El complejo arquitectónico
del monasterio de la Santa Cruz del Valle de los Caídos
fue construido entre 1940 y 1957.

La construcción del monumento se encargó
al Director General de Arquitectura, Pedro Muguruza Otaño,
autor del proyecto original y realizador de las obras hasta 1948,
fecha en que tuvo que dejarlas por enfermedad.
En 1950 asumió la dirección de las obras Diego Méndez González,
autor del proyecto de la Cruz
y bajo cuya supervisión se terminarán los trabajos.

Para construir la basílica, subterránea,
se horadó la roca del Risco de la Nava.

La nave está constituida por un túnel de 262 metros de largo,
lo que la hace la iglesia de mayor longitud del mundo,
más larga que la basílica de San Pedro del Vaticano.
Por ello, se cuenta que el Cardenal Gaetano Cicognani, en 1960,
se negó a consagrarla si no se reducía su dimensión.
La cuestión se solventó convirtiendo parte de la nave
en entrada al recinto.

Sobre el crucero se levanta la cúpula.
Y casi en la vertical de la misma, sobre el risco,
se halla la base de la Cruz.
La mayor Cruz del mundo, visible a muchos kilómetros de distancia.

Para ocupar la abadía se recurrió
a monjes benedictinos del monasterio de Silos.

En 1960 el Cardenal Gaetano Cicognani, Legado Pontificio,
consagró la iglesia abacial y le confirió el título de basílica.


***


Junto a los edificios de la abadía, detrás de la hospedería,
nace el arroyo Guatel.
El arroyo recorre toda la hondonada,
pasa junto a la entrada del Valle
y desemboca en el Guadarrama.

Los arquitectos del Valle proyectaron construir una presa
para convertir en pequeño lago una parte del riachuelo,
pero se desechó la idea por temor a que la laguna
se convirtiera en foco de paludismo.

La carretera de acceso al monumento del Valle de los Caídos
cruza el arroyo sobre un viaducto,
pasados “Los Juanelos”.


***


En la entrada al recinto de la finca de Cuelgamuros
se encuentran los llamados “Juanelos”.
Desde ahí, unos 6 kilómetros de carretera conducen al monumento.

“Los Juanelos” son unos monolitos cilíndricos de granito
de una sola pieza
de 1'50 metros de diámetro y 11 metros de altura.
Son cuatro, situados dos a cada lado de la carretera.
Fueron hechos tallar en tiempos de Felipe II
por Juanelo Turriano, el que fuera relojero de Carlos I,
para un proyecto que finalmente no se llevó a cabo.
Los monolitos quedaron abandonados,
tres en Nambroca y uno en Sonseca,
pueblos de la provincia de Toledo.


Dicen que finalmente se quedaron ahí,
a la entrada del Valle, a mitad de camino,
porque tampoco esta vez pudieron llegar a su destino,
el monumento,
ya que el viaducto que cruza el arroyo Guatel
no podía soportar tanto peso.


***


Junto a Los Juanelos arranca también el Via Crucis.
Un camino enlosado de granito del valle,
de unos 5 kilómetros y más de 2.000 peldaños.


Se inició su construcción en 1944,
poco después de terminada
la carretera de acceso al Valle de los Caídos.

La calzada parte de un lado de la carretera
y recorre los riscos de Las Pilas y Altar Mayor.
En la puntas de las crestas de éstos
hay unas pequeñas construcciones solitarias, en forma de conos,
capillas que forman parte de Via Crucis.


Cinco estaciones – las I, II, V, VIII y X – tienen capillas.
Otras seis son meras rocas naturales,
pues el Via Crucis quedó inacabado.
La estación XII es el conjunto llamado de Las Tres Cruces,
con el que se alcanza de nuevo la carretera,
antes de subir a la explanada.
La decimotercera es la estatua de la Piedad
situada sobre la puerta de la basílica.
La decimocuarta estación es la capilla del Cristo yacente,
ubicada en el crucero de la iglesia.


***


¿Por qué Franco eligió este lugar
para erigir el monumento?

Parece ser que el General Franco tenía
cierto interés por el esoterismo y el misticismo
y en ocasiones buscó la opinión de paragnostas.
El más conocido fue el cabalista Corintio Hazá, un judío sefardita
que compaginaba su trabajo como comerciante en Tánger
con sus actividades como curandero y ocultista;
hay quien le ha atribuido la elaboración del “Victor”,
el símbolo adoptado por Franco como talismán protector.

También tenía el General devoción por algunas reliquias:
El brazo incorrupto de Santa Teresa,
el Santo Sudario de Oviedo,
la Cruz de la Victoria
(enarbolada por don Pelayo en la batalla de Covadonga)...

Asimismo, Franco mantenía buenas relaciones
con algunas órdenes religiosas:
los jesuitas, que en tiempos recientes
han realizado construcciones sobre vórtices energéticos;
los agustinos de El Escorial,
que quizás conocieran la razón por la que Felipe II eligió,
a pesar de las numerosas críticas,
ese lugar tan apartado de la Villa de Madrid
para construir su monasterio...

Es posible que Franco les pidiese consejo
para encontrar un emplazamiento adecuado para su proyecto,
y que los frailes le hablasen de la magia del lugar.

Tal vez los alrededores de El Escorial
ya habían sido recorridos en tiempos del hijo del Emperador,
y enclaves de interés telúrico
como la Silla de Felipe II y el Risco de la Nava
habían quedado anotados en algún archivo.


***


El radiestesista Epifanio Alcañiz,
investigador de las energías telúricas,
afirma que el peñasco conocido como Risco de la Nava
es un enclave energético, un lugar de poder.
Y añade que no es habitual que se elija un lugar de poder
para una construcción del siglo XX.

Según Alcañiz, la alteración telúrica que hay en el Valle
es similar a la que existe en Stonehenge.

Asegura el radiestesista que el Via Crucis del Valle se diseñó
sabiendo en qué lugar habían de situarse las distintas estaciones.
Que alguien con conocimientos radiestésicos
eligió los puntos precisos.

Así, quizás detrás del proyecto del valle de Cuelgamuros
hubo un radiestesista capaz de detectar los vórtices.
Un radiestesista que tal vez
considerase todo el Risco de la Nava como un enorme vórtice...

lunes, 20 de enero de 2014

VALLE DE LOS CAÍDOS




Si destruyéramos todas las obras con cuyos principios inspiradores no estuviéramos de acuerdo, la Historia de las civilizaciones sería un desierto. Tendríamos que demoler casi todo lo existente: la muralla china, las pirámides egipcias, las ciudades mayas, el coliseo romano, las catedrales góticas, el Vaticano, El Escorial, Versalles, el palacio de Luis de Baviera, el teatro de Wagner en Bayreuth, la plaza roja de Moscú...

¿Qué nos quedaría? ¿Qué consideraríamos “correcto” conservar?

Y, después de destruirlo todo, presas del furor iconoclasta que ya nos ha enajenado en otras ocasiones, presas de la locura talibán, después ¿seríamos mejores?

Desde comienzos del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX, España ha sido devastada. Los incendios y saqueos de los franceses durante la invasión napoleónica, los robos y demoliciones derivados de la Desamortización, los destrozos y pillajes durante la Guerra Civil... ¿No hemos destruido ya bastante?