sábado, 29 de agosto de 2015

MERINDADES



El Valle de Mena es el núcleo primitivo del Reino de Castilla;
en el año 800, en la localidad de Taranco de Mena,
nace testimonialmente Castilla:

El nombre aparece escrito por primera vez
en el documento fundacional del Monasterio de Taranco.

El término hace referencia al conjunto de pequeños territorios
situados al Norte del Ebro, núcleo originario de Castilla,
que se caracterizaba por la abundancia de edificios defensivos.

En el siglo X, Fernán González organizó políticamente la región,
creando las Merindades como entidad administrativa.

A principios del siglo XI se crea
la primera Guardia de los entonces Condes de Castilla
y posteriormente de los Reyes de España,
que se mantendrá hasta la actualidad,
los Monteros de Espinosa,
que debían ser naturales de la villa de Espinosa de los Monteros.

En el siglo XIII nació en las Merindades
la institución de los Jueces de Castilla, con Nuño Rasura y Laín Calvo.

En el siglo XVI Felipe II otorgó a Villarcayo
el título de capital de las Merindades.



La comarca está compuesta por más de 360 núcleos de población
agrupados en 27 municipios:

Alfoz de Bricia
Alfoz de Santa Gadea
Arija
Berberana
Cillaperlata
Espinosa de los Monteros
Frías
Junta de Traslaloma
Junta de Villalba de Losa
Jurisdicción de San Zadornil
Los Altos
Medina de Pomar
Merindad de Cuesta Urria
Merindad de Montija
Merindad de Sotoscueva
Merindad de Valdeporres
Merindad de Valdivielso
Partido de la Sierra en Tobalina
Trespaderne
Oña
Valle de Losa
Valle de Manzanedo
Valle de Mena
Valle de Tobalina
Valle de Valdebezana
Valle de Zamanzas
Villarcayo

viernes, 28 de agosto de 2015

RIOSECO. Monasterio de Santa María



El monasterio de Santa María de Rioseco
se encuentra en el valle de Manzanedo,
en una altura sobre el río Ebro,
cerca del pueblo abandonado de Rioseco.


Fue fundado en 1236 por monjes del Císter,
que lo ocuparon hasta que los desalojó la Desamortización.


El edificio fue sacado a subasta, pero no hubo postores,
por lo cual se lo quedó el comisario de la subasta
por el precio de salida.

Los descendientes del comprador acabaron donando las ruinas
al arzobispado de Burgos, su actual propietario.

En la década de los sesenta la iglesia seguía en uso,
pues en 1964 se celebró allí la última boda.
Pero a partir de entonces también fue arruinándose.

Hoy es un extraño paraje donde los fotógrafos experimentan.


[Imágenes:
Trabajos de “Fotografía Nocturna” y “El Niño de las Luces”
en octubre de 2014]

jueves, 27 de agosto de 2015

OÑA. Monasterio de San Salvador



El monasterio de San Salvador se encuentra en la villa de Oña,
donde se solapan dos comarcas: las Merindades y la Bureba.


Fue fundado por el nieto del Conde Fernán González,
el Conde de Castilla don Sancho García,
“el de los buenos fueros”,
creador también de la institución de los Monteros de Espinosa.


Algunas crónicas no favorables al Conde
cuentan que construyó el monasterio
para redimirse tras haber causado la muerte de su propia madre,
al haberle hecho beber un brebaje que ésta tenía preparado para él.
Cuenta la Crónica General:
«Fizo por ende un Monasterio muy noble,
e pusol nombre Onna por el nombre de su madre.
Et en Castiella solien llamar Mionna por la señora.
Et porque la condesa donna Sancha era tenida por señora
en tod el condado de Castiella,
mandó el conde toller deste nombre Mionna
aquella mi que viene primero en este nombre.
Et esta palabra que finca tollida dend mi,
que llamasen por nombre a aquel monesterio Onna.
Et assi se llaman oy en dia Onna».

Otras fuentes afirman que don Sancho levantó el cenobio
para una de sus hijas, Trigidia o Tigridia (que será santa).
Sus otras dos hijas, doña Munia (Mayor o Elvira) y doña Teresa
habían casado con los reyes de Navarra y de León,
Sancho III el Mayor y Bermudo III.

Se trataba de un cenobio benedictino dúplice, de hombres y mujeres.

En 1011 llegó la primera comunidad de monjas
procedente del cercano cenobio de San Juan de Cillaperlata,
grupo cuya primera abadesa fue doña Oneca,
hermana del Conde don Sancho.
Más adelante lo será doña Trigidia.

Poco después llegaron monjes
del inmediato cenobio de San Salvador de Loberuela.

Con la construcción del monasterio, el Conde además
fundaba un panteón familiar.

*** 


En 1028 en la ciudad de León
el infante don García Sánchez, único hijo varón del Conde,
fue apuñalado por los Velas.
Su cuñado, don Sancho III el Mayor de Navarra,
hizo quemar a los asesinos en el castillo de Monzón
y llevó el cuerpo de don García a Oña
para enterrarlo junto a sus padres, Sancho y Urraca,
en el panteón de los últimos Condes.

La muerte de don García ampliaba los dominios de Sancho el Mayor
en tierras castellanas, con centro en Burgos.

Don Sancho proyectó convertir Oña en el Leyre de Castilla
y en 1033 lo ocupó con monjes cluniacenses
como los que había llevado a San Juan de la Peña, Leyre e Irache.

Don Sancho, igual que había hecho en estos cenobios,
prodigó favores a Oña, lo convirtió en fundación real,
y le otorgó numerosas mercedes, privilegios y tierras.
Sus abades llegarán a presentarse en la corte papal
con el mismo boato que el arzobispo de Burgos
y tendrán bajo su jurisdicción más de setenta monasterios e iglesias
repartidos por Burgos, Palencia y Cantabria.

Se convirtió en uno de los monasterios más importantes de Castilla
y en él hay enterrados condes y reyes castellanos y navarros,
como primer panteón de los Reyes de Castilla.

Tan ligado llegó a estar don Sancho a San Salvador
que, dejando los enterramientos reales de sus antepasados en Leyre,
quiso ser enterrado en San Salvador de Oña
(como harán sus hijos García y Fernando
en Santa María de Nájera y San Isidoro de León).

Sancho el Grande murió en 1035.

*** 


Se ha dicho que los restos de don Sancho
habrían sido trasladados al Panteón de Reyes
de la Colegiata de San Isidoro de León.
Y de hecho allí figura su epitafio.
En cambio, en el sepulcro de Oña, a más de ser de hechura moderna,
aparece como “Sancho el Mayor Abarca”.


El verdadero Abarca es el abuelo de don Sancho el Mayor,
pero a sus descendientes se les ha dado este sobrenombre,
equivalente a casa o dinastía.
En la Crónica de Alfonso X así se denomina
a los monarcas de la dinastía Navarra
y en la Historia de Don Rodrigo se llama al padre de don Sancho
Garsias Abarca.

En San Isidoro de León existen restos de un sarcófago
que llevó la siguiente inscripción:
«Hic situs est Sanctius Rex Pirineorum Montium, et Tolosae,
vir per omnia catholicus, et pro Ecclesia:
Translatus est Hic a filio suo Rege Magno Fernando.
Obiit M.LXXIII.»

Según esto, el rey don Sancho
fue trasladado a León por Fernando I el Magno, su hijo.

En el mismo sentido se manifiesta la crónica de Lucas de Tuy,
canónigo de la Colegiata en el siglo XIII.

Sin embargo, estaban por entonces en uso, sobre todo en León,
los cenotafios de honor.

No parece propio que don Fernando
contraviniera la expresa voluntad de su padre,
que quiso ser enterrado en Oña.
Ni habría tenido sentido que don Fernando
trasladara a su padre y dejara en Oña a su madre.

Además, Oña por entonces pertenecía a Navarra,
con lo cual difícilmente pudo don Fernando recoger el cadáver
en un territorio que no era suyo.

Tenían además los leoneses poco aprecio a don Sancho,
por lo que resulta improbable que Fernando I
hubiera trasladado allí sus restos.

La afirmación del Tudense entra en contradicción
con las de otros cronistas que habían escrito antes que él,
como el Silense, más cercano a la época de don Fernando.

Las historias del monje de Silos y de Lucas de Tuy,
los Anales Complutenses y la crónica de Jiménez de Rada
afirman que Sancho el Mayor está enterrado en Oña.

*** 


Tras Sancho III,
otros miembros de la realeza fueron inhumados en Oña.
Las tumbas reales actuales son factura del siglo XV:


Las primeras inhumaciones fueron realizadas en la anteiglesia,
a merced de las inclemencias del tiempo.


Llegaron a hallarse en tan mal estado
que Sancho el Bravo ordenó trasladar los enterramientos
al interior de la iglesia.


En 1479 el abad Juan Manso llevó a cabo la obra hoy existente
y colocó los sepulcros a ambos lados del altar mayor:


- En el lado del Evangelio:


* Primer ataúd.
AQUI YAZE EL REY DO(N) SANCHO,
QUE MATAR(O)N SOBRE ZAMORA.
Sancho II de Castilla (1038-1072),
hijo de Fernando I de León y de la reina Sancha.
Fue asesinado en Zamora por Vellido Dolfos.

* Segundo ataúd.
AQUI YAZE EL REY DON SANCHO ABARCA.
Sancho Garcés III de Pamplona (990/992-1035),
rey de Pamplona, hijo de García Sánchez II.

* Tercer ataúd.
AQUI YAZE LA REYNA,
MUGER DEL REY DO(N) SA(N)CHO ABARCA.
Muniadona de Castilla (990/995-1066),
esposa de Sancho Garcés III de Pamplona
e hija del conde de Castilla Sancho García.

* Cuarto ataúd.
EL INFA(N)TE DO(N) GARCIA,
HIJO DEL EMPERADOR DO(N) A(LFONS)O.
García de Castilla (1142-1146),
infante de Castilla,
hijo de Alfonso VII de León y de la reina Berenguela de Barcelona.


- En el lado de la Epístola:


* Primer ataúd.
AQ(UI) YAZE EL CO(N)DE DO(N) SA(N)CHO,
FU(N)DADOR DE ESTE MONESTERYO.
Sancho García "el de los Buenos Fueros" (m. 1017),
conde de Castilla, hijo de García Fernández "el de las Manos Blancas".

* Segundo ataúd.
AQUI YAZE LA CO(N)DESA DOÑA URRACA,
MUGER DEL CO(N)DE DON SA(N)CHO.
Urraca Gómez, esposa del conde Sancho García
y madre del conde García Sánchez de Castilla
y de Muniadona de Castilla, reina consorte de Pamplona.

* Tercer ataúd.
AQUI YAZE EL INFA(N)TE DO(N) GARCIA,
HIJO DEL CO(N)DE DON SA(N)CHO.
García Sánchez de Castilla (1009-1028),
último conde de Castilla e hijo de Sancho y Urraca.

* Cuarto ataúd.
LOS INFA(N)TES DO(N) FILlPE Y DO(N) E(N)RIQ(UE),
HIJOS D(E)L REY DO(N) SA(N)CHO EL QU(ART)O.
-- Felipe de Castilla (1292-1327), infante de Castilla,
hijo de Sancho IV de Castilla y de la reina María de Molina.
-- Enrique de Castilla (1288-1299), infante de Castilla,
hijo de Sancho IV y de María de Molina.


Así pues, en estos sepulcros descansan:


- los últimos Condes de Castilla:
* don Sancho García, fundador del monasterio y muerto en 1017.
* doña Urraca, esposa del Conde Sancho.
* don García Sánchez, hijo de Sancho, asesinado en León en 1028.
- varios reyes:
* Sancho II el Fuerte de Castilla, asesinado en Zamora en 1072.
* Sancho III el Mayor de Pamplona, muerto en 1035.
* la reina doña Munia, esposa de Sancho III, fallecida en 1066.
- varios infantes:
* García de Castilla, hijo de Alfonso VII el Emperador.
* Enrique de Castilla, hijo de Sancho IV el Bravo.
* Felipe de Castilla, hijo de Sancho IV el Bravo.


Sobre estos dos últimos, hay dudas.
Algunas versiones aseguran que están:
- Enrique, en el Monasterio de San Ildefonso de Toro,
actualmente ruinoso,
que había sido fundado por su madre, la reina María de Molina.
- Felipe, en el Monasterio de las Huelgas de Burgos
o en el Monasterio de las Dueñas de Santa Clara de Allariz,
siendo éste último en el que el infante había dispuesto ser sepultado.


Por otra parte, el claustro sirvió de enterramiento
a miembros de la nobleza castellana.
El primitivo claustro románico fue rehecho por Simón de Colonia
a comienzos del siglo XVI.

*** 


En el pórtico de la iglesia, obra del siglo XVII,
figuran las estatuas erigidas en el siglo XV
de algunos de los personajes que inicialmente
fueron enterrados en el atrio de la iglesia,
y que posteriormente fueron trasladados al interior.
Todas las imágenes sostienen los escudos de los cuatro reinos.


Por todo el templo se repite
la heráldica del conde Sancho García
y de los reyes Sancho III de Navarra y Sancho II de Castilla.

El panteón condal y real es una obra gótico-mudéjar
tallada por los propios monjes de la abadía entre 1480 y 1495.
Está integrado por dos conjuntos de cuatro arcas sepulcrales
de madera de nogal y boj ricamente talladas y taraceadas,
cubiertas por dos baldaquinos del mismo material y factura.
Dentro de ellas se hallan los ataúdes primitivos.
Es una obra única en el arte funerario medieval europeo.

El espacio funerario está decorado
con las primeras pinturas hispano-flamencas burgalesas
hechas sobre sarga y no sobre tabla;
representan escenas de la Pasión y la Resurrección de Cristo;
son obra de fines del siglo XV, de la época del abad Juan Manso,
realizadas por el benedictino fray Alonso de Zamora,
que creó en la abadía un taller pictórico
que será, junto con el de la catedral de Burgos,
el foco más activo de pintura de la provincia en esa época.

En la sacristía, obra del XVI hoy convertida en museo, se conservan
las mortajas del conde Sancho García y del infante García.

*** 


Entre 1280 y 1290, se dirimió ante la Audiencia Real un pleito
entre el monasterio de San Salvador de Oña y el concejo de Frías
relativo a tierras de ambas villas,
pleito que tuvo gran impacto en la zona,
consignándose las comparecencias de ciento veinte testigos.
Frías se encuentra en el valle de Tobalina,
donde el cenobio poseía importante patrimonio.

Poco después el monasterio tenía que hacer frente
a la creciente influencia de los Velasco en el área.
A finales del siglo XIII el linaje de los Velasco
había ido consolidando su posiciones.
A lo largo de los siglos XIV y XV, San Salvador fue perdiendo peso
mientras que la Casa de Velasco lo ganaba.
En 1380 Pedro Fernández de Velasco, Camarero Mayor de Juan I,
ocupó numerosos lugares pertenecientes al cenobio.

Pero durante la Baja Edad Media, a mediados del siglo XV,
el acontecimiento más relevante para el monasterio
fue su reformación, su entrada bajo la observancia
del monasterio benedictino de San Benito de Valladolid.
Y fue el primer conde de Haro, Pedro Fernández de Velasco,
el principal responsable de que se introdujese esa reforma
que implicaba la adopción de una rigurosa clausura
y la supresión de la figura de los abades perpetuos.
Así se contó lo ocurrido:
«Asý es que en el año de nuestro Señor Ihesu Christo de mill e quatroçientos e çincuenta años acaeció en el monasterio de Señor Sant Salvador de Oña, avía un abad viejo de fasta çient años e duró en su abadía treynta e çinco años. En este dicho año desían que el dicho abad que se llamava Don Pedro, fesiera renunçiaçión de su abadía en un mayordomo del dicho monasterio que se llamava Iohan Marín. E quando el prior mayor e otros monges de su opinión levantáronse contra él e quitáronle la obediençia e pusieron dos provisores para proveer el dicho monasterio e recabdar sus rentas, et lo quisieron poner en la enfermería salvo que no ge lo consintieron algunos monges de su opinión e otros sus criados legos que ende eran. Et quando esto vio el dicho abad fuese a querellar al Conde don Pero Fernández de Velasco que estava sobre la çibdad de Frías para la tomar, la qual tomó este dicho año. E fue con el dicho abad el dicho prior. E el conde oyolos e luego los envió al dicho su monasterio e dixo que él provería en ello. E luego el dicho el dicho (sic) Conde envió por un su confesor que se llamava el Maestro Fray Martín de Santa María prior del Monesterio de Rojas con el qual consultó e vino el dicho maestro al dicho monasterio e fiso jurar el dicho abad e todos los monges del dicho monasterio a capítulo e estovo con ellos, e díxoles que quál era la razón e cabsa porque avían quitado la obediençia al dicho abad e que razón daban de sí. E el dicho prior e los otros monges de su opinión dixeron que porque avía renunçiado la dicha abadía en el dicho Iohan Marín. E sobre esto pasaron otras muchas palabras e rasones. E en fin dellas mandó el dicho maestro de parte del dicho Conde que e dentro de veynte días primeros siguientes provasen los dichos prior e monges de su opinión en forma devida como el dicho abad avía fecho la dicha renunçiaçión».
[Cfr. AHN. Clero. Libro 16757].

La aplicación de la reforma fue un proceso largo y duro,
en el que hubo tensiones, violencias, desacatos y usurpaciones,
pues no fue aceptada de forma tranquila.
La unión tuvo lugar en 1455,
pero contó con la oposición de los monjes de Oña,
que lograron mantener cierta independencia durante medio siglo.
La definitiva fusión entre ambos cenobios se produjo en 1506,
cuando Oña se integró en la Congregación de Valladolid.

*** 


Oña ha sido expoliado varias veces:

En 1367 el monasterio fue saqueado
a raíz de la primera Guerra Civil Castellana:
En los meses posteriores a la batalla de Nájera,
las huestes de Eduardo, Príncipe de Gales, el “Príncipe Negro”,
conscientes de que no recibirían del rey don Pedro I de Castilla
las recompensas pactadas en Bayona,
entraron a saco en el convento
y se llevaron las donaciones efectuadas por don Sancho.

Se cuenta que fue tal el impacto que causó este hecho
que el abad don Lope enloqueció:
«[…] Y desde la era de 1389 hasta la 1419 (años 1351-1381) fue abbad y gobernó esta casa don Lope, que fue capellán mayor de su Majestad… Este abbad fue muy desgraciado en su tiempo, porque fue saqueada y robada esta casa de muchas cosas y riquezas por el Príncipe de Gales, hijo del rey de Inglaterra; que vino en ayuda del rey don Pedro el Cruel, a la buelta que se yba para su tierra, que habia reñido con el dicho rey, y asi, hiço todo el mal que pudo, y quedó esta casa destruyda, como se conoce de la crónica de ella; y de pesadumbre, el dicho Don Lope, abbad, se bolbio loco […]».

Tras ello el monasterio se amuralló.


En el siglo XIX las tropas de Napoleón
sustrajeron los tesoros acumulados a lo largo de siglos.

En 1835 la Desamortización clausuró el cenobio.
Los edificios monásticos se dividieron en dos partes,
por un lado iglesia, claustro y sala capitular,
que se convirtieron en parroquia de la localidad,
y por otro el resto de las dependencias monacales,
que pasó a manos particulares y quedó abandonado.
En 1880 los jesuitas adquirieron estas dependencias,
las restauraron e instalaron en ellas
el Colegio y Noviciado de la Compañía de Jesús,
con facultades de teología y filosofía.
En 1968 la Compañía vendió estas instalaciones
a la Diputación de Burgos,
que las utilizó como hospital psiquiátrico y granja agrícola.

Es de reseñar que en el siglo XVI el benedictino fray Ponce de León

instauró en el cenobio la primera escuela de sordomudos del mundo.